En este primer bloque de la asignatura he decidido compartir la experiencia de Silvino con nada mas y nada menos que el maratón... Todo un icono atlético, social y cultural
Disfruten con el relato
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Si tengo que elegir algún recuerdo entre los muchos
buenos que me ha proporcionado la actividad física creo que elegiría sin
dudarlo mi primera maratón, no es de hace mucho tiempo, concretamente fue la de
Madrid 2012.
La estrategia era clara, ir a ritmo cochinero los
primeros treinta kilómetros y apretar ligeramente de forma progresiva durante
los últimos doce kilómetros.
Con la primera parte cumplida me encontré en plena
Casa de Campo sobrado de fuerzas, y en ese entorno apetecía darle un poco más
de zapatilla, y no me corté en absoluto, decidí aprovechar el medio en el que
me encontraba y luego amoldarme al trayecto que hubiera.
Creo que esta decisión fue la que determinó que, una
vez pasado el kilómetro 30, en la cuesta de salida de la Casa de Campo, me
rompiera, era incapaz de subirla, no hacía más que dar pasos sobre el mismo sitio
sin apenas moverme, había sido demasiado atrevido al forzar dejándome llevar
por las buenas sensaciones cuando todavía tenía la mitad del recorrido por
hacer.
Los últimos 12 kilómetros fueron un auténtico
suplicio, no había metro que recorriera en el que no pensara en abandonar, y
únicamente los gritos de ánimo de la numerosa gente que había en el recorrido
me impelían a seguir adelante avergonzándome de mi decisión, logrando vencer un
sufrimiento que hasta entonces no había experimentado, tan pronto lloraba
porque no podía dar un paso, como reía porque veía que había pasado otro nuevo
kilómetro… y así hasta el final.
La sensación de superhombre que me entró una vez
superada la meta fue inversamente proporcional y tampoco nunca antes
experimentada, un auténtico subidón, un chute auténtico.
Esos últimos kilómetros, ese cóctel de sufrimiento y
ánimo del público, son los que se han quedado grabados profundamente en mí, aún
me emociono cuando lo recuerdo.
Obviamente no hice ninguna marca: 4 horas 26 minutos,
pero con la alegría de acabar mi primera maratón ya tuve bastante.
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Silvino Fernández Blanco
(Maratoniano, eso lo pongo yo, el profe, que lo tiene bien merecido)